Cada día de clases me recalco a mí mismo que, solo por hoy, tengo la oportunidad de cambiar para mejor la vida de mis alumnos.
En los ratos de introspección me la paso meditando en qué puedo decirles a mis alumnos para que no malogren su vida.
Este es el borrador de los consejos que me gustaría darles:
- Sé exigente contigo mismo, sé tú mismo tu más duro juez y tu más exigente jefe.
- Sé precavido, hombre preparado vale por dos, y más vale prevenir que lamentar.
- Nunca dejes de aprender. El conocimiento es el más grande poder de todos.
- Encuentra lo que te haga feliz: sin felicidad, nada de lo que tengas o hagas vale la pena.
- Si hay algo que puedes arreglar o mejorar, arréglalo o mejóralo. Así es como entre todos ponemos en orden al mundo.
- Cuestiona todo, pero con un afán de construir
- Madurar es hacerte responsable de ti mismo, y si se puede, hacerte responsable de alguien más.
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