Cuando muera

Lisa Bonchek Adams

When I die don’t think you’ve “lost” me.

I’ll be right there with you, living on in the memories we have made.

When I die don’t say I “fought a battle.” Or “lost a battle.” Or “succumbed.”

Don’t make it sound like I didn’t try hard enough, or have the right attitude, or that I simply gave up.

When I die don’t say I “passed.”

That sounds like I walked by you in the corridor at school.

When I die tell the world what happened.

Plain and simple.

No euphemisms, no flowery language, no metaphors.

Instead, remember me and let my words live on.

Tell stories of something good I did.

Give my children a kind word. Let them know what they meant to me. That I would have stayed forever if I could.

Don’t try to comfort my children by telling them I’m an angel watching over them from heaven or that I’m in a better place:

There is no better place to me than being here with them.

They have learned about grief and they will learn more.

That is part of it all.

When I die someday just tell the truth:

I lived, I died.

The end.

Cuando muera no pienses que me has “perdido”.

Estaré ahí mismo contigo, viva en las memorias que hicimos.

Cuando yo muera no digas “luchó una batalla”, o “perdió la batalla”, o que “sucumbió”.

No des a entender que no me esforcé lo suficiente, o que no tuve la actitud apropiada, o que me rendí.

Cuando yo muera no digas “se ha marchado”.

Eso suena a que me viste pasar por el corredor de la escuela.

Cuando yo muera dile al mundo lo que pasó.

Llana y simplemente.

Sin eufemismos, sin expresiones adornadas, sin metáforas.

Mejor recuérdame y haz que mis palabras me precedan.

Cuenta historias de cosas buenas que hice.

Dirígete a mis hijos atentamente. Que sepan lo que eran para mí. Que de haber podido, me habría quedado con ellos para siempre.

No trates de consolarlos diciéndoles que soy un ángel que los protege desde el cielo, ni que estoy en un lugar mejor: Para mí, no existe un lugar mejor que uno donde pudiera estar con ellos.

Ellos ya conocen del sufrimiento del duelo y lo conocerán aún más.

Esto parte del todo.

Cuando muera, un día, solo diles la verdad:

Viví, morí.

Fin.

 

http://lisabadams.com/2012/07/13/when-i-die/

Sobre los memes con TL

Hace poco empezó una moda en memes: a una imagen de un indígena ponerle una leyenda con unas frases en español o inglés con unos TL agregados al final de cada palabra.

Personalmente considero a estas imágenes desafortunadas. ¿Por qué? Por dos razones principalmente:

En primera, porque su humor apela a la burla de grupos vulnerables que han sido estigmatizados durante mucho tiempo, y esa burla los daña aún activamente. Por lo menos en México, los prejuicios que se tienen a las lenguas indígenas han contribuido enormemente en la pérdida de su vitalidad, que a la larga puede terminar con su extinción.538511_486281304730604_982107072_n

¿Está mal hacer humor políticamente incorrecto? Depende del daño que cause. Una broma sobre homosexuales entre homosexuales puede ser inofensiva. Pero una broma que de hecho es bullying a un niño vulnerable que termina suicidándose es muy grave. Yo esperaría que ninguna imagen de los “memetl” terminara haciendo que un niño se avergonzara de su lengua materna indígena.

¿Hacemos mal en ver a los indígenas como grupo vulnerable? Sí si se le ve como un inferior y no como un igual. No siempre quien defiende a una comunidad indígena lo hace por paternalismo, ni siempre que se bromea sobre una se hace desde la discriminación. Decir que uno se puede burlar de un indígena porque uno también es indígena cuando uno no es indígena es peor.

En segunda, porque es un humor sustentado en la ignorancia. Pareciera que lo único que saben los creadores de esos memes del náhuatl es que tiene palabras que terminan en TL. También pareciera que creen que todos los indígenas son iguales (hablantes de náhuatl). Cuando el Deforma sacó una nota al respecto ” Rigoberta Menchú compra “El Deforma” y le cambia el nombre a “El Deformatl””, el autor demostró que el indígena más prominente que conoce es Rigoberta Menchú, que es guatemalteca y habla una lengua de la familia maya, que no está relacionada en absoluto con el náhuatl.

El nivel de este humor sería el mismo de chistes que agregan “-eishon” al falso inglés, “le ~” al falso francés, y “L” por “R” al falso chino y japonés. Usado más de una vez es chocante. ¿De verdad alguien se dobla de la risa siempre que lee el twitter de @iamaruchan?

 

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¿Qué es un chairo?

  •  Un chairo es un joven con aspiraciones de luchador social, tan ferviente en sus posturas de izquierda (“izquierda” como término sombrilla) que hace dudar si su ideología es  razonada o es puramente emocional. Es un término usado en la derecha para denostar a los de izquierda.

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En la eterna lucha dicotómica de posturas políticas, encontramos en su vertiente juvenil mexicana un término que intenta demeritar al de la izquierda: chairo. La palabra chairo viene, probablemente, de chaira, que en el caló de la Ciudad de México significa masturbación, y chairo  vendría siendo lo mismo que chaqueto o  chaquetero: una persona particularmente onanista. Tal vez en la mentalidad de la derecha (en su percibida clase media, siempre aspiracional) eso es lo que hace un izquierdoso: obtiene placer autoproducido de sus actividades inútiles, como quejarse de la autoridad y de sus abusos.

¿Pero a qué se refieren con chairo actualmente? El chairo ya es en el imaginario popular una caricatura: no tiene particular interés por el aseo personal, usa vestimenta reivindicatoria de las comunidades indígenas (huipiles, morrales, huaraches…), usa términos como “madre tierra”, llama a todos “compañero” y tiene un enamoramiento idílico con lo popular. Como hippies región 4, pero aguerridos, y con una característica positiva muy importante: tienen un agudo y pasional sentido de justicia.

Justo el motor de un chairo es su instinto de justicia: siente que la “lucha social” está en sus manos. Siente que no es para menos: vivimos en un país con 60% de pobres a pesar de la riqueza natural, hemos sido víctimas innumerables veces de poderosas ambiciones autoritarias y estamos en un estado carcomido hasta las entrañas por la corrupción. Luchar por su tierra y su gente no solo es su querer, sino su deber.

¿Es malo ser tan apasionado? Probablemente sí: es imposible razonar con un chairo, que como cualquier ser humano, puede equivocarse, o incluso llegar a la paranoia o a la contradicción (como la imposición de los paros). En casos extremos puede llegar a acciones violentas como la destrucción o el robo.

Ningún chairo se llama a sí mismo chairo. Los chairos insultan diciendo “derechairo”.  “Chairo” siempre se espeta con dolo y encono, por lo menos hasta ahora. Tal vez con el tiempo los chairos se apoderen del calificativo para empoderarse, y entonces yo podré reconocer que soy un chairo también.

Enlaces

 

feministchick

Por qué es mejor usar la ortografía moderna del náhuatl

letra

1. Cuál es la situación

El náhuatl es la lengua indígena más popular de México. Lo es por dos razones: No solo es la lengua indígena más hablada del país (si llamamos lengua al grupo de 30 variantes reconocidas por el INALI) , también fue la lengua del extenso imperio mexica (la nación con el que se enfrentaron los españoles en la Conquista). Sin duda es la lengua indígena más reconocida del país.

No debemos olvidar que al hablar del náhuatl no estamos hablando no de una sola lengua, sino de varias. A la lengua clásica del imperio mexica, conquistado hace 500 años se la llama náhautl clásico (nch), mientras que a las lenguas nahuas habladas actualmente se les llama variantes modernas, y han sido clasificadas por el INALI en 30 lenguas que si bien tienen un origen común, se consideran idiomas diferentes (náhuatl de la Huasteca veracruzana, mexicano de Guerrero, etc.).

El principal problema con la escritura del náhuatl es su fragmentación: existen diversas maneras de escribir la lengua, lo que ha dificultado su uso consistente, lo que a su vez ha debilitado la consolidación de una tradición escrita.

¿Cómo es la escritura del náhuatl?

El náhuatl clásico se escribió con el alfabeto latino desde la conquista, haciendo calca de la escritura del español. A esta escritura se le puede llamar escritura original, y es utilizada únicamente para la paleografía de documentos antiguos (es decir, la copia fiel letra por letra de un documento original), ya que es inconsistente y extraña a los ojos modernos:

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ORIGINAL: Vitzilubuchtli: çan maceoalli, çan tlacatl catca: naoalli, tetzaujtl, atlacacemelle, teixcuepanj: qujiocoianj in iaoiutl, iaotecanj, iaotlatoanj: ca itechpa mitoaia, tepan qujtlaça yn xiuhcoatl, in mamalhoaztli. q. n. iaoiutl, teuatl, tlachinolli.

Al intentar diseñar un sistema ortográfico consistente para el náhuatl, se tomaron dos diferentes posturas que a su vez crearon la base para las dos principales maneras de escribir náhuatl: la ortografía clásica (que pretende utilizar reglas ortográficas del español para el náhuatl) y la ortografía moderna (que se libera de las reglas ortográficas del español por simplicidad y economía). Con fines de comparación, se presenta el mismo texto presentado anteriormente con ambas ortografías:

ORTOGRAFÍA CLÁSICA: Huitzilopochtli: zan macehualli zan tlacatl catca, nahualli, tetzahuitl, atlacacemelle teixcuepani; quiyocoyani in yaoyotl, yaotecani, yaotlatoani; ca itechpa mitoaya, tepan quitlaza in xiuhcoatl, in mamalhuaztli, quitoznequi: yaoyotl, teoatl tlachinolli.

ORTOGRAFÍA MODERNA: Uitsilopochtli: san maseuali san tlakatl katka, nauali, tetsauitl, atlakasemele teixkuepani; kiyokoyani in yaoyotl, yaotekani, yaotlatoani; ka itechpa mitoaya, tepan kitlasa in xiukoatl, in mamaluastli, kitosneki: yaoyotl, teoatl tlachinoli.

La ortografía clásica fue popularizada en el siglo XX por Ángel María Garibay, el “descubridor” de la poesía náhuatl, y luego por Miguel León-Portilla, el “descubridor” de la filosofía náhuatl. La ortografía clásica es muy popular entre historiadores y filólogos, pues es un sistema consistente que conserva familiaridad con el español, a tal grado que ha sido la forma con la que han pasado las palabras del náhuatl al castellano: Cuauhtémoc, Iztaccíhuatl, Texcoco. Es la preferida de los hablantes de español porque es la que se les hace más familiar. También alega ser más apegada a la ortografía original, si bien esto puede comprobarse como una falsedad si observamos las grandes diferencias entre ambas.

garibay y portilla

Por otro lado, la ortografía moderna, también conocida como “práctica”, fue desarrollada e implementada por profesionales de la SEP, con el fin de dotar de un alfabeto a todas las variantes del náhuatl, para luego ser usada en sus libros de texto y así enseñar a los niños a escribir su lengua. Esta ortografía se caracteriza por ser más transparente, económica, regular (por algo fue planificada por profesionales) y sin los caprichos ortográficos del español. Es la que se usa en las escuelas bilingües para enseñar a leer y escribir a los niños que tienen el náhuatl como lengua materna:

ejemplos_modernaLa ortografía moderna es la que se usa en los libros de la SEP. Solo en 2014 se imprimieron 375,600 ejemplares que usan la ortografía moderna.

Esta es la ortografía más usada por hablantes de la lengua, pues es con la que aprendieron a leer y escribir cuando eran niños. No es muy popular entre hablantes de español por dos razones: no es la que usan historiadores ni filólogos, y sobre todo, es muy diferente a la que están acostumbrados (a los hispanohablantes les asusta enfrentarse con “Kuautemok”, “Istaksiuatl”, “Texkoko”).

La ortografía clásica es más “práctica” porque es más sencilla y regular. Compárense las reglas para escribir los sonidos /k/, /s/ y /w/:

Sonido Ortografía clásica Ortografía moderna
/k/ – Se escribe con C antes de A y O- Se escribe con QU antes de E e I. – Siempre se escribe K
/s/ – Se escribe con Z antes de A y O
– Se escribe con C antes de E e I
– Siempre se escribe S
/w/ – Se escribe con HU cuando es el ataque de la sílaba
– Se escribe UH cuando es la coda de la sílaba
– Siempre se escribe U

Si lo pensamos bien, el náhuatl no tendría por qué seguir las reglas ortográficas de otra lengua.

2. ¿Cuál es el problema?

El problema es que no todos los hablantes de la lengua la escriben de la misma manera. ¿Por qué esto es un problema? Muy sencillo: impide la estandarización.

La estandarización es importante porque unifica criterios. Si alguien quiere buscar una palabra, lo mejor es que lo busque de una sola manera y no de 5 (ticchihuazqueh / tikchiuaskej / tikchiwaskeh / tikchiuazke’/ tikchiuazkeh/ etc..). La estandarización es importante porque es necesaria para la revitalización y difusión de la lengua.

¿Por qué no se han puesto de acuerdo todos para usar un solo sistema de escritura? No solo es difícil ponerse de acuerdo, también es difícil que todos acaten lo decidido. A pesar de que los expertos siempre han reconocido que una ortografía práctica es mejor, y a pesar de que se podría tomar la ortografía moderna de la SEP (más específicamente de la DGEI) como la oficial, muchos hablantes han preferido usar la ortografía clásica debido a su aceptación entre hablantes de español y al prestigio que tiene por las publicaciones de historiadores y filólogos (yo, en lo personal, considero que son malas razones).

 3. Reeplanteemos

niño confun

 

“Esto está escrito en mi variante, pero usa las letras C, Q, Z y H… ¿Por qué?
Yo aprendí a escribirlo diferente en mi escuela.”

Este es el problema que se enfrenta un niño que aprendió en su escuela a leer y a escribir con la ortografía de la SEP cuando se le da un texto con ortografía clásica. ¿Tú qué sentirías si te dieran un libro que está en tu idioma pero usa otras letras diferentes a las que aprendiste? ¿No te sentirías engañado? ¿No te preocuparía que tu idioma no tuviera una sola forma de escribirse?

***

no me gusta la letra k

 

” A mí no me gusta la K”

– Chica bien intencionada con miedo a lo poco familiar.

 

A ti no te gusta la “K” porque es poco frecuente en español (comúnmente solo se usa para “kilo”), pero esa no es una buena razón para decir que no debe usarse en náhuatl. De hecho, si investigas cómo se escriben otras lenguas índígenas de México y de todo el continente, vas a darte cuenta que la letra K es muy común, precisamente porque reconocen que es más sencillo escribir K para el sonido /k/ que con C y QU dependiendo del sonido que siga.

chica averg

***

oik

 

“Yo uso la ortografía moderna pero a veces también uso la clásica para algunas cosas”

– Hablante que cree que usar ambas lo hace versátil.

El objetivo de la estandarización es que la escritura sea uniforme. Cuando alternas entre ortografía clásica y moderna estás saboteando la estandarización.

chic av

***

catedratico

 

“No hay ninguna ortografía oficial del náhuatl, y tampoco hay consenso, ni tampoco ninguna institución que diga cuál usar”

– Académico que no está del todo informado

¡Falso! En todos los congresos, encuentros y talleres de especialistas SIEMPRE se ha preferido la escritura moderna (fuente 1, fuente 2fuente 3). Si tomamos como postura oficial sobre la ortografía la postura de la SEP, entonces sí hay una ortografía oficial: la moderna.

catedratico ap

***

nahua #2

 

“En mi variante siempre hemos usado solamente la ortografía clásica y así quiero que se quede”

– Hablante con nula disposición a actualizarse.

TODAS las variantes pueden escribirse con la ortografía moderna, incluso el náhuatl clásico (como se mostró al principio). Utilizar una plantilla de ortografía moderna para todas las variantes las haría consistentes entre sí, incluso si algunas de ellas requieren letras o diacríticos adicionales.

nahua #2 av

***

viejito ne 2

 

“Yo todo lo que he escrito lo he hecho con la ortografía clásica y me niego a cambiar”

– Autor que ha escrito toda su obra con ortografía clásica.

El náhuatl tiene derecho a modernizarse. Parte de desarrollarse como cultura está el reinventarse para mejorar. No hay nada más difícil en la vida que cambiar tu opinión sobre algo tan importante y tan íntimo como la manera de escribir. Pero cuando finalmente reconoces que lo haces por el bien de tu comunidad, y que así reúnes fuerzas con otros para impulsar una meta común (el fortalecimiento de tu lengua) te das cuenta de que haces lo correcto.

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4. Cómo NO debe interpretarse esta opinión

¿Esto quiere decir que debemos despreciar los textos que usen la ortografía clásica? De ninguna manera. El objetivo de este artículo es apoyar la estandarización de la lengua y así su fortalecimiento, argumentando por qué la ortografía moderna es una mejor opción. A fin de cuentas, la ortografía es solo una manera de escribir, y lo más importante es el contenido, y por supuesto que la lengua náhuatl se escriba. Siempre es bueno que una lengua indígena se escriba y se publique, pero sería mucho mejor que siempre fuera con la misma ortografía (y mejor si es con la ortografía moderna).

5. ¿Cómo es la ortografía moderna (de la SEP)?

El alfabeto moderno consta de 19 grafemas: 15 consonantes y 4 vocales:

a ch e i j k ku l m n o p s t tl ts u x y

Ejemplos:

Grafema Fonema Nauatl Español
A /a/ ayojtli ayote
CH /ʧ/ chili chile
E /e/ etl frijol
I /i/ ichkatl algodón
J /h/ o/ʔ/ tlajtoli palabra
K /k/ kolotl alacrán
KU /kʷ/ kuauitl árbol
L /l/ komali comal
M /m/ mistontli gato
N /n/ nakatl carne
O /o/ ostok cueva
P /p/ papalotl mariposa
S /s/ sayolin mosca
T /t/ tokatl araña
TL /t͡ɬ/ tlakatl persona
TS /ʦ/ tsinakatl murciélago
U /w/ uitstli espina
X /ʃ/ xonakatl cebolla
Y /j/ yakatl nariz

La nueva ortografía moderna, que se propone para reemplazar la ortografía moderna de la SEP, usa W en vez de U y H en vez de J.

Si tienes un texto en ortografía clásica y lo quieres convertir a la nueva ortografía moderna puedes usar el siguiente programa:

https://lexiquetos.org/convertidor/clasica-a-moderna/

Texto: Alejandro Acolmiztli Netzahualcóyotl López [Akolmistli Nesaualkoyotl], Lingüista

Imágenes: Oscar Alberto Carbajal Ramírez, Dibujante

Sobre El Principito en otomí

[Leído en la presentación del libro El Principito en Otomí del Valle del Mezquital en la Biblioteca del Museo Nacional de Antropología el 23 de julio de 2014]Cartel Principito en otomí

Cuando me preguntan cuál es mi libro favorito siempre contesto que El Principito. Lo primero que piensan, aunque no me lo digan, es que es un libro para niños (como si eso lo demeritara) y seguramente empiezan a sospechar que llevo años sin leer un libro. Les diría que pasé un par de años por la licenciatura en letras y que incluso he impartido cursos de regularización de Literatura, pero, como dice el mismo libro, es cansado para nosotros los niños (y lo digo yo, a mis 30 años) andar dando explicaciones de todo a los adultos.

Justo este mundo dividido entre niños y adultos es lo primero que uno se encuentra cuando comienza el libro, con la famosa dedicatoria a “León Werth, cuando era niño”. El autor sabe cómo ganarse a su público, haciendo que se identifiquen con él, narrando un episodio de su propia infancia, cuando decide camuflajearse en el mundo de los adultos. ¿Cuántos niños, gracias a este libro, no habremos terminado pensando igual, decidiendo conscientemente n(unca perder esa visión simple de las cosas, discerniendo entre los absurdos y las cosas realmente valiosas? ¿Cuántos, ya varios años después, están preguntándose si no terminaron convirtiéndose en uno de esos adultos? A mí, personalmente me entristece reconocer que siento la necesidad de justificar ante otros por qué el principito es mi libro favorito. Me entristece porque es como aceptar que yo también, lamentablemente, y como dice el autor, “debo haber crecido”.

Si debiera dar razones, hablaría de la profundidad de algunos de sus temas, como el de las separaciones (el Principito de su rosa, del zorro, del piloto), el de las valoraciones (la hermosura no es cuantificable, las cosas valen por nuestra relación con ellas, lo desagradable no debería opacar lo bello) o el absurdo humano (el afán de contar, de poseer, de reinar, de juzgar superficialmente, de ahorrar tiempo…). Pero la importancia del Principito va más allá de esto: es un libro infantil universal.

Es riesgoso hablar de universalidad cuando se habla de una obra literaria tan occidental: a uno se le puede tachar de vulgar eurocéntrico. El que se haya traducido a más de 250 idiomas (al swahili, al yiddish, al esperanto) no lo hace universal, sino globalizado, ¿verdad? A mí, en lo particular, me gustaría imaginar otra cosa… quisiera imaginarme a un niño maya, tobá… a uno quechua… [estas son tres lengua indígenas de nuestro continente a las que está traducido el principito] leyendo entusiasta en su lengua materna un cuento sobre un niño que vive en un planeta pequeñísimo, que viaja a la tierra a buscar amigos. Me imagino a ese niño contándole a su madre lo que leyó. Supongo que la emoción con que lo haría (sin importar la lengua en que se haga) sería la misma. Por eso digo que es universal, y por eso celebro tanto que exista una edición en otomí, y espero algún día sea traducido a cada una de las 364 lenguas indígenas de nuestro país [aunque unas cuantas de estas lenguas no las hable ningún niño actualmente, como el ayapaneco o el kiliwa].

Hablar de una publicación en una lengua indígena mexicana de una obra literaria mundial merece un comentario especial, adicionalmente al ya realizado sobre su importancia literaria. Este comentario tiene dos puntos principales: el primero es en la lengua otomí se escribe y se publica, y el segundo es la lengua otomí (al igual que cualquier otra lengua indígena mexicana, y al igual que cualquier otra lengua del mundo) puede ser la lengua meta de una obra literaria como El Principito.

Ambos puntos parecieran ser obvios y naturales para los conocedores. Lamentablemente no sucede lo mismo con la población general. Existe la concepción (no solo equivocada, sino también peligrosa) de que las lenguas indígenas mexicanas tienen un valor inferior al de otras (debido a que –citando- “no tienen escritura” o “las habla poca gente”), y que ni siquiera llegan a ser lenguas, sino algo que ellos llaman “dialectos”. Erradicar este tipo de concepciones equivocadas en la población general es un trabajo titánico. Ya el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas reconoció que es menos complicado el abandonar completamente la palabra “dialecto” que de alguna manera quitarle su popular e inmerecida connotación peyorativa. Por eso a las lenguas indígenas de México les llamamos “lenguas”, “idiomas” o “variantes”, y nunca “dialectos”.

Es por esto que la publicación de este libro no solamente tiene un beneficio para sus potenciales lectores. Cuando se da a conocer la existencia de este libro en el público general, este ve materialmente que efectivamente la lengua otomí se puede escribir (del mismo modo que cualquier lengua del mundo puede escribirse) y que es tan apta como cualquier otra para ser la lengua destino de una traducción literaria. Cuando Marisol Ceh Moo escribió una novela policiaca en maya yucateco, le preguntaron si su lengua bastaba para el género (obviamente la respuesta es sí). Tristemente, también se le reprochaba el salirse de los géneros tradicionales de la lengua. Esto sucede porque a mucha gente, en el fondo, aún le cuesta aún reconocer que las lenguas indígenas mexicanas actuales son lenguas modernas tanto como lo es el español que hablamos.

RAE, mala. Lingüística, buena

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Al iniciar algún curso de lingüística se suele decir lo que la lingüística no hace: no juzga, sino describe. No te dice cómo corregir a la gente, sólo te explica por qué “es diferente”. Te enseña que la lengua hablada está por encima de la que se escribe, y que los lingüistas no son la Gestapo de la ortografía. Incluso te dice, y para alivio de muchos, que “haiga” e “hicistes” son formas muy comunes y que no somos nadie para hacer juicios de valor al respecto. Luego empiezan a creer que los de la Real Academia son unos ancianos obtusos con mentalidad añeja cuya única función es juzgar el habla de mortales con el hiriente hierro de lo “incorrecto”. Su ridículo eslogan “Limpia, fija y da esplendor”, parece de detergente para pisos (y este es el chiste que se contará cada año en el curso introductorio). Luego acaban por tratar como apestado a todo lo que huela a “normativo”, que, en su mente libertaria, equivale a autoritario: el lingüista, el héroe, es un contestatario del lenguaje, defensor de las formas innovadoras y paladín de las hablas marginales.

Sin duda el desprecio hacia el esnobismo cultoide de muchos académicos está más que justificado: esa gente es pedante y se cree superior a uno porque se sabe palabras domingueras y cita al Quijote, y cree, ingenuamente, que el idioma es un doncella virgen y pura a quien hay que defender apasionadamente (cf. Grijelmo) de ignorantes pelafustanes y barbajanes sin alma que la quieren ultrajar. Ciertamente, a un fonetista no le puede importar menos que “alhóndiga” lleve hache. También es cierto que el lingüista es el responsable de documentar y explicar variaciones que no corresponden a la norma, y que los juicios de valor al respecto estarían fuera de lugar.

Pero ni por todo lo mencionado “la norma” merece la satanización ni el desdén de la que es objeto. Un lingüista está más pronto que nadie a pretextar su desconocimiento de la norma con excusas aparentemente coherentes, como “hice una analogía”, “regularicé el paradigma”, “lo escribí fonológicamente”, “así se usa en mi idiolecto”, “estoy creando una forma innovadora”, “es émicamente irrelevante”, “sigo una norma alterna” o hasta “soy anarcolingüista” y frases similares, cuando en el fondo el “problema” es un simple y humano olvido o desconocimiento de la norma. Pero es más fácil denostarla, con argumentos de los que uno es especialista. De lo que no nos damos cuenta es que quizá un normativista defiende su ideal de lengua con el mismo legítimo amor con el que un alterno promociona su habla distinta. La diferencia está, probablemente, en que la norma está en una percibida “posición de poder”, y que a nadie le gusta que le manden. Pero esta posición de poder no es totalitaria: no hay multas, ni penas carcelarias, ni de muerte para quien desconozca la norma (aunque la humillación de ser exhibido con una falta bien podría equiparársele), ni para quien la viole con conocimiento de causa. Lamentablemente, sí existe una relación entre el uso normado de la lengua y el prestigio, y peor aún, la implantación de alguna norma podría socavar el riquísimo uso del habla coloquial, y hasta se podría propiciar la peligrosa idea de que la lengua normada (como si existiera sólo una) es el único modo de usar la lengua.

Entonces ¿cuál es la postura que un lingüista debe evitar? En la humilde opinión de quien esto escribe, debe recordar que la norma tiene una función: declarar un estándar (de un modo similar al que la ISO tiene distintos estándares internacionales para una infinidad de áreas) y que esto trae más ventajas (en particular la unificación) que desventajas, si se tiene una posición madura al respecto (como la de no atacar a quienes la usan y la promueven en áreas apropiadas –sí en la escuela, no en mensajes de texto-). Y recordar, también, que no saber usar acentos por desconocimiento a nivel licenciatura no tiene ninguna –ninguna, ninguna- justificación.